Llevo ya algún tiempo queriendo escribir sobre este fascinante paisano mío, pero la verdad es que por más vueltas que le doy, no sé cómo abordar la vida de Álvar y contar todo lo que él vivió en una simple entrada de blog.
Basta indagar un poco para comprobar que cada fuente añade más y más información. Hecho que, he de confesar, aún me engancha más.
Hecha la advertencia, he considerado que la opción de ir por partes es la mejor para el lector y para una servidora, así que humildemente, voy a intentar hacerlo lo mejor posible.
Empecemos pues con la primera etapa de la vida de Álvar y los antecedentes de la aventura al nuevo mundo, antes del gran periplo de la conocida expedición de la Florida.
Orígenes, juventud y primeras hazañas
Orígenes
Álvar Núñez Cabeza de Vaca, natural de Jerez de la Frontera, nació a finales del siglo XV en el seno de dos poderosas familias.
(como curiosidad, existe una antigua casa señorial en la c/ Cabezas, situada entre los primitivos barrios jerezanos de San Mateo y San Lucas, cuyo patio presenta en sus columnas capiteles de cabezas de vaca… ¿la residencia familiar quizás?)
El gran conquistador y gobernador de Gran Canaria Pedro de Vera era abuelo paterno de Álvar. Y su padre Francisco de Vera, reconocido caballero veinticuatro de Jerez.
Su madre, Teresa Cabeza de Vaca, procedía de familia hidalga. Según cuentan, el pastor que señaló el camino a seguir a los caballeros cristianos mediante una cabeza de vaca para sorprender al enemigo en la Batalla de Tolosa era antepasado suyo (de ahí el apellido)
Y por si esto fuese poco, la tía materna de Álvar, Beatriz Cabeza de Vaca, contrajo matrimonio con el conquistador de Melilla, Pedro de Estopiñán.
Juventud
No miento cuando digo que las dificultades en la vida de nuestro protagonista fueron constantes.
Ya desde muy pequeño Álvar quedó huérfano, al cargo del cuidado de sus familiares.
Es sabido que Álvar admiraba profundamente a su tío Pedro de Estopiñán, quien tuvo a bien encargarse en gran manera de la educación de su sobrino.
Estopiñán, aprovechó la buena relación que mantenía con los Medina Sidonia, poderosa familia de la nobleza en la provincia gaditana, y colocó a su sobrino como paje y chambelán al servicio de Alfonso Pérez de Guzmán, tercer Duque de Medina Sidonia.
Primeras hazañas
Es al servicio de esta familia cuando en 1511, Álvar participa en la Liga Santa que enfrentó a italianos y franceses. Más tarde, con las tropas del rey Carlos V, luchará en las revueltas de los comuneros y en la invasión francesa de Navarra.
A su vuelta a Sevilla, donde residía al servicio del duque, se casó con María Marmolejo, cuya familia pertenecía a la burguesía sevillana.
La influencia de la familia Medina Sidonia fue sin duda la que le granjeó la posibilidad de partir en la expedición dirigida por Pánfilo Narváez hacia la Florida, con cargo de alguacil mayor y tesorero de la misma.
La Expedición a la Florida, antecedentes.
Juan Ponce de León y Figueroa, natural de Valladolid,1460.
Añadido a los descendientes de Pedro Ponce de Cabrera, esposo de la infanta Aldonza, la hija ilegítima del rey Alfonso IX de León.
De su educación se encargó su familiar Ramiro Núñez, en Sevilla.
Paje del rey Fernando el Católico, participó en la conquista de Granada junto a su tío Rodrigo Ponce de León.
Se duda si conoció el nuevo mundo con Colón en su segundo viaje o más tarde con Nicolás de Ovando.
Gracias a la intervención de Bartolomé Colón, consigue que Fernando el Católico le conceda título para explorar las tierras del norte de Cuba.
En 1513 partió con tres naves de San Germán, navegando por las Bahamas para llegar a la isla de San Salvador.
En la festividad de la Pascua Florida, llegó a una península que bautizó en honor a dicha festividad como La Florida.
Pánfilo de Narvaez, posiblemente natural de Segovia, 1470.
Sabemos que sirvió en Jamaica.
En 1510 sería ascendido a lugarteniente del gobernador general de Cuba, Diego Velázquez de Cuellar. Ayudó activamente en su conquista.
Realizó expediciones hacia el extremo más occidental sobre el año 1514.
Ante el desobedecimiento de Hernán Cortés, el gobernador general de Cuba vuelve a confiar en Narváez y lo envía a capturarlo y traerlo vivo o muerto. El resultado de la misión fue desastroso, pues no sólo fue derrotado sino que también hecho prisionero en una batalla que además de la honra, perdió un ojo.
Una vez libre, consiguió que el rey Carlos V le otorgase el título de adelantado de la Florida, con permiso para explorarla y gobernar toda tierra que descubriese partiendo del río de Las Palmas.
Narváez armó una expedición procurándose 5 naves y 600 hombres, entre los cuales se encontraba nuestro protagonista jerezano.