
La lluvia de estrellas
Todos los veranos se produce este espectacular fenómeno astrológico conocido como las Perseidas o las Lágrimas de San Lorenzo.
El gran protagonista de este acontecimiento es el cometa 109P/Swift-Tuttle. Este cuerpo helado, al aproximarse a nuestro sol, se va derritiendo, dejando tras de sí una estela de partículas, que son las que al cruzar la órbita terrestre a gran velocidad (107.000 km/h) con el roce del aire, produce este precioso espectáculo.
Las Perseidas

Se conocen así porque el punto donde nacen o radiante, tiene lugar en la Constelación de Perseo.
La mitología griega nos relata la historia de cómo el dios Zeus consiguió satisfacer el capricho que le suscitaba Danae, hija de Acrisio, rey de Argos.
Acrisio fue advertido por el gran oráculo de que estaba predestinado a morir a manos de un nieto suyo, y como los mortales creemos que podemos más que lo que ya está escrito, decidió poner a buen recaudo a su única hija, la bella Danae, quien estaba condenada a pasar los días encerrada en una torre de bronce para evitar el contacto carnal que diese como fruto el ejecutor de su muerte.
Así y todo, una noche el grandioso Zeus se las ingenió para colarse en la habitación de la torre, y lo hizo en forma de lluvia dorada, para poder adentrarse en los aposentos de la hermosa joven y gozar de sus encantos. Y claro, de esta apasionada lluvia precipitada en el vientre de la princesa nació el gran guerrero Perseo, aquél vigoroso héroe que se atrevería a cortar la cabeza a la mismísima gorgona Medusa sin quedar petrificado ante su mirada.
En honor a esta lluvia dorada que originó a Perseo pasó a la historia como el mito de las Perseidas.
Las Lágrimas de San Lorenzo

El cristianismo también se sube al carro de las Perseidas pero a través de la figura de San Lorenzo, cristiano perseguido por el emperador romano Valeriano cuyo trágico final fue la hoguera. Durante su agónico suplicio, el cual acató con inquebrantable fortaleza, no pudo contener las lágrimas. A la luz del fuego, las lágrimas doradas del santo caían a la tierra de manera parecida como lo hacen las partículas del cometa al precipitarse desde el cielo a la tierra.
La festividad de San Lorenzo es el 10 de agosto, día que coincide con el momento más álgido de la lluvia de estrellas de las Perseidas.
Otra leyenda, el mito del Xi-Qui
En China, debido a que su calendario se rige por meses lunares, comenzando con luna nueva, los días que contiene el mes puede ser de 29 o 30 días. En base a esto, el séptimo día del séptimo mes (7 de agosto), se aproxima al período del fenómeno astrológico que nos ocupa.
El Qi-Xi, se puede traducir literalmente como «La noche de los Sietes», «el día chino del Amor» o «festival del doble siete.»
Esta leyenda nos habla de Niulang, un joven pastor de vacas muy especiales, pues se trataba de las estrellas que pastan el cielo. Cierto día nuestro pastor se topó con unas hadas que estaban disfrutando de un baño en el lago. Niulang era un joven travieso y aventurero, y al ver a las hadas no se le ocurrió otra cosa que robarles los vestidos para ver cómo reaccionaban.
Cuando las hadas se habían refrescado y tuvieron que volver a sus quehaceres, se sorprendieron al descubrir que sus vestidos no estaban donde los habían dejado y mirándose unas a las otras decidieron cómo resolver tan embarazoso problema ya que, según la tradición china, todo varón que viese desnuda a una mujer, tenía que casarse irremediablemente con ella.
Las hadas finalmente decidieron que Zhinü, la más joven y bella de las hadas, saldría a buscar sus ropas y enfrentar a Niulang y así fue cómo el joven pastor y la hermosa hada contrajeron matrimonio, y fueron muy afortunados porque se llegaron a amar profundamente, de tal manera que desde el primer momento cuidaron el uno del otro y tuvieron dos hijos. Tal fue la dedicación de los jóvenes enamorados que Niulang se olvidó de su tarea de pastorear el ganado celestial y lo mismo le ocurrió a Zhinü, cuya tarea era tejer nubes.
Un día, la diosa cielo, madre de Zhinü, comenzó a impacientarse al ver que nadie pastoreaba el ganado celestial y que el cielo estaba necesitado de nubes, y enfurecida, rasgó el cielo con una aguja de arriba a abajo, creando de esta manera la Vía Láctea que quedó justo en medio de nuestros enamorados, como una franja gigantesca que los separaba irremediablemente.
Con la majestuosa Vía Láctea de por medio, la diosa cielo consiguió que Zhinü (la estrella Vega) retomase su labor de tejer las nubes, mientras que al otro extremo Niulang (la estrella Altair) con sus dos hijos, se ocupaba de las vacas celestiales y aunque estaba contenta por que el cosmos volvió a estar en orden, su corazón de madre sufría al ver la tristeza por el anhelo de Niulang y Zhinü de estar juntos y decidió que una vez al año, llamaría a los cuervos de la tierra para que volasen de tal manera que formasen un puente entre nuestro pastor y su hada sobre la estrella Deneb en la constelación del Cisne.
Cada año, cuando las plumas de los cientos y cientos de cuervos se baten juntas para crear el puente, muchas de ellas se precipitan a la tierra en forma de estrellas fugaces, señal que nos indica que el pastor y su hada han cruzado el puente para disfrutar y celebrar su eterno amor.