Como resultado de mi visita a Osuna la pasada primavera, hoy te hablo sobre esta joya de arte, todo un deleite para los sentidos.
El monumento.
Dicho en pocas palabras, la Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción es un templo católico, construido sobre el año 1531 y que hoy constituye un destacado ejemplo de la arquitectura renacentista española. En 1931 fue declarado Bien de Interés Cultural.
Realmente se trata de un complejo, la colegiata y el panteón ducal.
La obra se le atribuye a dos grandes arquitectos: Diego de Riaño y Martín de Gaínza.
Entre las obras de arte que atesora sus muros figuran artistas de renombre como José de Ribera, Fabrizio de Santafede, Juan de Zamora, Hernando de Esturmio, Juan de Mesa, Martínez Montañés, Roque Balduque, Duque Cornejo, Pedro de Ribadeo…
Su historia.
La iglesia se levantó durante el 1500 bajo patrocinio de Juan Téllez Girón (1494-1558), IV conde de Ureña y gran mecenas de Osuna.
Se edificó sobre el solar de la primitiva Iglesia del Castillo, erigida por Fernando III el Santo tras la conquista en 1239. El templo quedaba incluido dentro de la fortaleza levantada en el promontorio que domina la localidad.
Según los especialistas, la construcción comenzó de los pies a la cabecera, con la piedra de las canteras locales. Esta es una piedra porosa y húmeda, no muy resistente.
Durante su construcción, que se prolongó hasta 1539, el Papa Paulo III permitía la implantación de una colegiata, dotada con cabildo mediante bula papal en 1534.
El exterior del templo.
Vista desde fuera guarda un aspecto de fortaleza bastante sobrio.
Las tres portadas de los pies se corresponden con las tres naves. La más destacada es la central, la “Puerta del Sol.”
En los laterales se abren otras dos puertas de diseño sencillo: «la de la cuesta», abre al lado del evangelio, frente al Convento de la Encarnación. La que abre a la nave de la epístola, pudo ser la última en construir, fechada en 1632.
El interior.
De planta de salón rectangular con tres naves separadas por pilares cruciformes, columnas adosadas en los muros y capillas-hornacinas entre los contrafuertes.
Las cubiertas de las naves se llevan a cabo con bóvedas baídas, y las capillas laterales se cubren mediante bóvedas nervadas.
Las capillas:
En la cabecera de la colegial se encuentran la Capilla Mayor, la del Sagrario y de la Inmaculada Concepción.
En el lado del evangelio se abren las capillas de la Virgen de la Antigua (o del Cristo de la Expiración), Ánimas y San Pedro.
Y en el lado de la epístola hallamos la capilla de Virgen de los Reyes con retablo del siglo XVI, la Bautismal y de Santa Ana o del Duque.
El panteón ducal
Esta edificación independiente del resto se encuentra bajo el presbiterio, cuyo acceso es posible a través de una escarpada escalera comunicada con la capilla de la Inmaculada, en la cabecera.
La capilla del panteón ducal
Nos la encontramos nada más bajar las escaleras.
Uno de los monumentos más hermosos del renacimiento andaluz.
Es también de planta rectangular dividida en tres naves, por columnas de arcos rebajados.
Las bóvedas se decoran con casetones en yeso.
En el presbiterio del panteón ducal
Encontramos un pequeño retablo que representa el Entierro de Cristo, de Roque Balduque (1550-1560). Al lado derecho, una pintura sobre tabla del año 1555 de Hernando de Esturmio, la Alegoría de la Inmaculada Concepción. Al otro lado, se sitúa una pintura de la Anunciación sobre tabla de 1550 de Gerard Wytwel.
A la entrada de la capilla no te debes perder…
el relieve en terracota de San Jerónimo penitente, obra de autor desconocido del siglo XVI.
Se sitúa en el lado derecho.
Bajo esta capilla, los enterramientos.
Aquí se encuentran los enterramientos de la familia ducal. Un conjunto de nichos dispuestos en los muros a lo largo de varias salas con inscripciones y símbolos sobre la muerte.
Y antes de volver a subir…
Visita la antigua sacristía, hoy en día convertida en museo.
Reúne interesantes esculturas, relieves, pinturas, piezas de orfebrería, vasos sagrados, libros de oraciones, vestimentas litúrgicas…
Destacan la serie de cuatro grandes lienzos realizados por José de Ribera «El Españoleto» por encargo expreso del duque de Osuna, virrey de Nápoles por aquél entonces; y la escultura de San Francisco de Asís, recientemente atribuida a Juan Martínez Montañés.
Finalmente y no menos importante…
El patio de entrada, fiel a los modelos de la arquitectura doméstica de la época.
Muestra gran carga simbólica sobre la muerte en sus inscripciones, frescos y relieves de yeserías.
Este es el punto de inicio de la visita, una delicia que refleja el nuevo estilo clasicista y la mentalidad humanista de las casas señoriales andaluzas.
Y una curiosidad para acabar.
¿Sabías que en 2015, además de la plaza de toros, se rodaron en la colegiata algunas escenas de la quinta temporada de la exitosa serie Juego de tronos? Te animo a identificarlas.