Parece mentira que haya pasado las preliminares y estemos ya en cuartos de semifinales del COAC en el Gran Teatro Falla…
Visto ya origen y prolegómenos históricos, vamos a acercarnos más hacia el carnaval que vivimos hoy en la más famosa «tacita de plata» del mundo.
Para ello te animo a que si no ha leído la primera parte, le eches un vistazo antes de continuar leyendo, pues es la clave para comprender esta festividad.
La municipalización del Carnaval
Para hablar de «programa de fiestas de carnaval», tenemos que remontarnos a la segunda mitad del XIX. Por aquél entonces había un gobierno central liberal. La Burguesía, con la asociación Ateneo, seguía celebrando sus bailes en casas particulares y teatros. El ayuntamiento comienza así a ver ingresos económicos gracias a las fiestas.
Aún así las pautas para la celebración de estos cuatro días pre cuaresmales seguían siendo muy estrictas, imponiéndose cuantiosas multas y penas de prisión.
La puesta en marcha del tren facilita la llegada de muchos visitantes de localidades cercanas.
Las fiestas eran anunciadas en periódicos y carteles.
El carnaval atraía tanto que propició la organización de excursiones.
Prueba de ello es este cartel de 1916 en el que desde Sevilla, por el módico precio de 50 pesetas, se podía disfrutar de las actividades durante cuatro días.
Viaje de ida y vuelta, alojamiento, actividades y hasta un lote de cartuchos de serpentinas…
Una oferta irresistible….
La expresión del sentir del pueblo gaditano
Muchos son los enamorados del carnaval gaditano por sus letras cantadas a los cuatro vientos. Verdaderas obras de arte que alabar las bondades de la bella Cádiz, su historia, sus costumbres, sus gentes… Pero también son un medio de expresión del latir del corazón del pueblo.
El tono humorístico, crítico y a veces crudo de estas composiciones han sido motivo de duras persecuciones y censuras desde tiempos remotos.
Un ejemplo lo tenemos en 1868. En este carnaval, las agrupaciones salieron a bailar pregonando coplas desenfadadas de letras irónicas contra política. El resultado fue la publicación de un bando que prohibía todo tipo de parodias contra las instituciones.
Pero lo peor estaba por llegar…
El carnaval de 1870 fue duramente castigado por la policía y el ejército, con fuertes intervenciones durante los cuatro días.
El último día festivo, martes, una comparsa salió a la calle a cantar cargando duramente contra el presidente y su «pucherazo» (fraude electoral).
Curiosamente, la prensa local no recogió nada al respecto, por lo que hubo que acudir a la madrileña. En ella se narraba una dura persecución policial con disparos y heridos entre la población. Pero esto no quedó ahí, pues la resentida comparsa respondió dirigiéndose a la plaza de San Antonio para rociar el escenario con aguarrás y prenderle fuego.
A partir de entonces…
En los años venideros, todo aquel que quería salir a cantar debía pedir licencia mediante el registro de los datos del participante y su domicilio. Más adelante hubo que registrar también las letras que se iban a cantar.
Por su parte, la burguesía continuaba con sus actividades. Reconocido el derecho de asociación, se unió la baja burguesía y el proletariado. Las reuniones se organizaban en cafés y tertulias donde se realizaban actividades educativas además de las propias de estas fiestas.
El ingenio gaditano se vio ya plasmado en el carnaval de 1872, cuando una agrupación de seis miembros salió portando una letra en la cabeza cada uno. Concretamente eran: A, A, D, E, M, O. Los seis integrantes se iban intercalando entre ellos y con los espectadores en las calles cantando parodias. Al intercalarse entre ellos formaban palabras, siendo una ellas «AMADEO», en alusión a Amadeo de Saboya, el «rey adoptado». La represalia no llegó al nivel anterior pero consta que fueron detenidos preventivamente.
Y ¿qué hay de las primeras agrupaciones famosas?
En 1884 el alcalde Eduardo Genovés fue el primer alcalde que además de marcar pautas, exigió el registro de las copias de las letras.
Este fue uno de los requisitos que tuvo que cumplir la comparsa de las Viejas Ricas, cuyas letras los mantuvo viajando durante varios años.
Actuaron en la provincia, por toda Andalucía, recorriendo luego España e incluso las américas.
Si bien es cierto que tenían gran aceptación allí donde iban, no siempre pudieron actuar a causa de la censura.
Un ejemplo de ello lo tenemos en 1886, cuando sus coplas republicanas fueron censuradas en Málaga.
Este bando de las letras del alcalde Genovés ha hecho posible que hoy podamos disfrutar de ellas.
Las letras más antiguas que se conservan datan de 1881 y están escritas a mano.
¿Y el Gran Concurso?
Prosigamos con los 80 del XIX…
En 1887, a iniciativa del ayuntamiento, se realiza una concurso con premio metálico. Parte de este premio estaba formado por las multas que las agrupaciones tenían que pagar por la censura de sus letras. Conocido este dato por las agrupaciones, decidieron hacer boicot de mutuo acuerdo y no presentarse.
En 1888, el Teatro Eslava convoca un concurso privado con los tres primeros premios. Como curiosidad, se permitió la participación de agrupaciones de fuera y se valoró también la música y el tipo (disfraz).
En 1889, el ayuntamiento convoca de nuevo un concurso en el teatro principal, con la impresión en papel de las coplas además del premio metálico como recompensa.
El carnaval de 1896 es de gran importancia, el año del «Primer Concurso oficial de Agrupaciones» organizado por el ayuntamiento. Concurso que establece un pequeño reglamento que pone en valor las letras, la música, el afinamiento, la puesta en escena… Igualmente es recordada la fecha por el famoso Coro de «Los Claveles.»
Las normativa para el número de participantes y agrupación (coro, estudiantina, murga, chirigota…), se desarrolló más tarde hacia los años veinte del siguiente siglo, siendo modificada con los cambios de los años siguientes.
Hasta mitad del siglo XX, con la recuperación del carnaval como «Fiestas folclóricas», el Gran Teatro Falla acogió por fin el concurso.
Finalmente, en el 1977, se le devolvió su nombre y su fecha tradicionales…
El carnaval no es sólo una fiesta, es el mes en el que los gaditanos abren sus corazones al mundo para demostrar su valentía y contarnos su historia, esa que ni la iglesia, ni los invasores, ni la política, ni la censura ha conseguido mantener en silencio.
Y hasta aquí llego mi humilde exposición. Sé que hay mucho más, así que si te animas, me encantará leerte en los comentarios.
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